lunes, 14 de abril de 2008

Sita en tribunales

El ex policía de la Brigada de Investigaciones de La Plata acusado de integrar un grupo de tareas para el secuestro y tortura de personas, Mario Víctor Sita (foto), se entregó esta mañana ante el juez federal Arnaldo Corazza.
El magistrado había ordenado -por pedido del fiscal Sergio Franco- su captura la semana pasada en el marco de los expedientes en los que se investigan los centros clandestinos de detención que funcionaron durante la última dictadura en aquella brigada y en el Destacamento de Arana.
Sita está imputado de 59 casos de privación ilegal de la libertad y torturas ocurridos en la brigada platense y el destacamento de Arana en 1977.
El represor, que estuvo prófugo seis días, se presentó esta mañana acompañado por su abogado en el tercer piso de los tribunales federales de 8 y 50 y quedó detenido. Sita tiene 74 años y probablemente será beneficiado con el arresto domiciliario, porque el juez Corazza considera que todos los mayores de 70 deben pasar la prisión preventiva en su casa. Dos de las tres salas de la Cámara Federal (la II y la III) ya se pronunciaron sobre la preeminencia del estado de salud antes que la edad y han revocado domiciliarias de represores mayores de 70 años que se encuentran aptos física y psíquicamente para esperar el juicio tras las rejas. Teniendo en cuenta esta jurisprudencia, se espera que -de llegar a haber apelaciones- este y el resto de los imputados con domiciliaria, como el reciente caído Fernando Svedas, pierdan ese beneficio.

El prófugo
En tanto, permanece prófugo el ex oficial de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Raúl Orlando Machuca (foto), sindicado como el jefe del grupo de tareas de la brigada platense que integraban los ya detenidos Sita y Argüello y acusado de 60 casos de privación ilegal de la libertad y torturas. El juez federal Arnaldo Corazza libró la semana pasada la orden de captura nacional e internacional contra este personaje, que está acusado en otra empantanada causa por el secuestro del poeta Daniel Omar Favero y de su pareja, María Paula Álvarez.

(Fotos de Francisco Martínez y Vanina Wiman)

jueves, 10 de abril de 2008

Cinco bichos pegados



El juez federal Arnaldo Corazza ordenó las detenciones de cinco ex policías, de los cuales ya logró apresar a tres, que actuaron en los centros clandestinos de detención que funcionaron durante la última dictadura en la Brigada de Investigaciones de La Plata y en el Destacamento de Arana.
Carlos Vercellone, Fernando Svedas y Julio César Argüello (foto) fueron detenidos por la DDI de La Plata entre ayer y anteayer e indagados por el juez Corazza. En tanto, continúa la búsqueda de otros dos integrantes de un grupo de tareas, cuyos nombres no se revelan para evitar que con ello se favorezca su escape, a pesar de que a este blog le consta que están alertados porque los cinco tienen los mismos abogados.
Las detenciones habían sido solicitadas por el fiscal Sergio Franco en distintas ampliaciones del requerimiento de instrucción presentadas en julio, septiembre y octubre del año pasado.
Vercellone, hoy de 65 años, era oficial principal de la Dirección de Investigaciones y de la Brigada platense y fue sindicado como uno de los interrogadores del centro clandestino del Destacamento de Arana por el fallecido policía Jorge Omar Rodríguez, quien en 1998 al declarar en el Juicio por la Verdad reconoció haber sido guardia de aquel campo de concentración. Rodríguez fue contundente ante los jueces de la Cámara Federal: "Les voy a dar concretamente un nombre. Pienso que para que ustedes establezcan la verdad yo tengo que ser preciso, y si a lo mejor digo cosas sin estar totalmente seguro a ustedes no les sirve y ustedes, de esa forma van a tomar caminos equivocados. Por esto, les digo, no quiero ser responsable. Voy a colaborar en la medida de lo que sepa certeramente para que ustedes puedan tomar el camino correcto y puedan establecer cosas precisas. Se trataba concretamente de un oficial que en algunas oportunidades trabajaba con [el lobo, Luis Héctor] Vides. Hoy en día se retiró como comisario mayor y en aquella oportunidad era comisario principal. Se llamaba Carlos Vercellone, y es el único nombre que les puedo dar con absoluta certeza" (sic).
Pero además en el legajo de Vercellone brillan dos felicitaciones de noviembre de 1976 por "eliminar" y "erradicar" de la sociedad "elementos extremadamente peligrosos". Y, para desgracia del otrora oficial y hoy conocido abogado platense, el chofer de Miguel Etchecolatz, Hugo Guallama, lo sindicó como uno de los iniciadores del operativo en la casa Mariani Teruggi y el propio Etchecolatz lo recordó en una declaración indagatoria de la década del '80 en la causa Camps como uno de los efectivos a sus órdenes.
Esto es lo que se dice haber quedado pegado.
Fernando Svedas, en tanto, fue durante 1977 el segundo jefe de la Brigada de Investigaciones de La Plata y quedó pegado en la causa como autor mediato de los secuestros y torturas de las personas que permanecieron en los centros clandestinos que funcionaron allí y en el Destacamento de Arana.
Argüello, hoy de 61 años, venía zafando desde hace casi seis años en otra causa gracias a una maniobra dilatoria de su defensa de la que se habían hecho eco las justicias federales platense y porteña. Él y los dos policías que aún siguen prófugos integraban un grupo de tareas que secuestró al poeta Daniel Favero y a su pareja María Paula Álvarez, según quedó asentado en un expediente de la justicia militar. Hoy no están buscados por esos hechos (la causa duerme en el limbo judicial), sino por varias decenas de casos porque, según el fiscal Franco, "los elementos reunidos hasta el presente son suficientes para tener por acreditado prima facie la participación de los imputados en grupos policiales de intervención directa en la represión ilegal y, como tales, no sólo formaron parte sino que además aportaron al fortalecimiento y funcionamiento de la estructura del terrorismo de Estado".

(Foto de Francisco Martínez)


miércoles, 13 de febrero de 2008

El Trottasaurio, ¿¡Vivo!?

Hace algunos años, Susana Giménez pasó a la historia uno de sus más conocidos furcios. Cuando una paleontóloga le hablaba sobre el descubrimiento de un dinosaurio en la Patagonia, Susana preguntó: "¿¡Vivo!?"
La historia que aquí se va a contar es parecida, porque también hablamos de un dinosaurio que se piensa extinguido, aunque se sospecha que puede seguir entre nosotros.
El juez federal Arnaldo Corazza dispuso exhumar el cadáver enterrado en la tumba que lleva el nombre del represor Ángel Francisco Trotta, alias "el gangoso", torturador de Jorge Julio López y sindicado asesino de Ambrosio De Marco y Patricia Dell'Orto.
La medida fue decidida luego de que el diario Perfil publicara una nota donde revelaba las dudas de la fiscalía respecto de la muerte de Trotta y de que un familiar del represor se acercara al juzgado a solicitar la exhumación para despejar, incluso, sus propias dudas.
Hace más de un año, el fiscal federal de la Unidad Fiscal que interviene en casos de terrorismo de Estado en La Plata, Sergio Franco, solicitó a Corazza que corrobore si Trotta había muerto y si actualmente vivía en una casa de Los Hornos.
Las dudas del fiscal, que pidió su detención en la causa por los crímenes en la comisaría 5ta, se fundan en diferentes indicios:
1) Cuando la Cámara Federal porteña quiso ubicar a Trotta en 1986 para convocarlo a declarar en el juicio a Ramón Camps y otros, la Jefatura de Policía respondió que no existía un policía con ese nombre y apellido.
2) Ante una nueva insistencia de aquellos jueces, la misma Jefatura reconoció la existencia de un policía con esos datos.
3) La misma policía fue la encargada de citar a Trotta, quien nunca se presentó a declarar, razón por la cual la Cámara Federal porteña ordenó su detención, que tampoco pudo concretarse.
4) Días después de la sentencia condenatoria a Camps, Etchecolatz, Bergés, Cozzani y otros personajes, Trotta se murió. Al menos, eso dice su certificado de defunción fechado en La Plata el 28 de diciembre de 1986. Aquella sentencia ordenaba investigar a todos los responsables de la represión ilegal, especialmente a los ejecutores como Trotra.
5) Más de 20 años después, cuando la Justicia Federal investigaba la segunda desaparición de Jorge Julio López, el nombre de Trotta reapareció entre los sospechosos. Y la sorpresa: una fuerza estatal informó que vivía en Los Hornos.
"Habrá que cotejar si se trata de la misma persona o de un homónimo, pero es necesario tener en cuenta esta situación para no caer en lo que podría ser una maniobra de ocultamiento por parte del imputado. De hecho, la presunta muerte de Trotta aparece registrada sólo tres meses después de que la Justicia ordenara su comparendo por la fuerza", indicó Franco en su dictamen.
Pero el año se fue sin que Corazza ordenara la identificación del imputado, y Franco le solicitó otra orden de detención contra Trotta por los crímenes cometidos en el centro clandestino que funcionó el Destacamento de Arana. El juez libró la orden y el 17 de noviembre de 2007 la policía se presentó en el domicilio del Trotta de Los Hornos para detenerlo."No coincidía el número de documento, aunque era similar, y esta persona no tenía segundo nombre. Por eso, luego de otra diligencia, di por concluida mi tarea", explicó a Perfil el policía encargado de cumplir con la orden judicial.
"No soy el Trotta que ustedes buscan, yo me llamo Ángel solo", le dijo el Trotta de Los Hornos al dominical.
La medida ahora dispuesta por Corazza incluye la realización de un estudio de ADN de los restos sepultados que se comparará con el de un familiar directo del represor.

jueves, 31 de enero de 2008

Los periodistas que se animaron



La nota que algunos estaban esperando sobre el juicio a Von Wernich fue publicada en diciembre por la revista En Marcha, de la Asociación Judicial Bonaerense. Bajo el título "El legado de Von Wernich", los periodistas Daniel Badenes y Lucas Miguel –que ya habían publicado completas crónicas del juicio en La Pulseada (Nº55) y Puentes (Nº22)– analizan "los temas que dejó otra histórica condena a un represor". En la bajada, enumeran: "La aplicación de la doctrina Santillán frente a la falta de acusación en un caso, el debate por la inclusión de una prueba, los símbolos religiosos en las sedes judiciales y la necesidad de repensar los próximos juicios a los represores". Hablan el juez Norberto Lorenzo, los fiscales Carlos Dulau Dumm y Félix Crous, los abogados querellantes Marcelo Ponce Núñez, Luis Alem, Guadalupe Godoy y Miriam Bregman, y el cosecretario general de la Federación Judicial Argentina, Víctor Mendibil.
Era hora de que alguna página impresa resquebrajara el aura del magistrado imparcial, al que la revista de Ernestina llamó El juez que se animó. En ese sentido, En Marcha de diciembre descubre la ambivalente postura de los jueces frente a la doctrina Santillán, y cuenta detalles del furioso episodio en relación al cual un fiscal considera que “el Tribunal es el padre del conflicto” y “no obró de un modo profesionalmente idóneo y éticamente cabal”. Durísimo. Roto el hechizo, hubo otros que se animaron: con sólidos argumentos, el juez penal barilochense Martín Lozada escribió en Le Monde Diplomatique (¿la voz del Estado represor?) de enero sobre la tipificación de los delitos juzgados. ¿La conclusión? No constituyen "genocidio", aunque suene lindo y traiga prensa. Ya nos ocuparemos de informar sobre los pormenores de esa nota próximamente.
La imagen aquí publicada corresponde a la apertura de la sección Justicia de la edición Nº46 de la revista de los trabajadores judiciales bonaerenses.

Revista En Marcha
(0221) 425-8377
50 Nº712 - La Plata
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